De cómo la segunda pantalla arruinó mi vida

Es así de sencillo y contundente: La segunda pantalla acabó de un plumazo con mi matrimonio de hace ya veinte años. Así es como llaman a los aparatitos infernales esos que se miran compulsivamente mientras se ve la televisión. La cosa va de mirarlos todo el rato y apretar los botoncitos y a la vez ponerte bizco intentando ver lo que ponen en la tele. Resulta que ahora se quiere hacer una cosa que se llama televisión social para no sé qué cosas de que la tele sea más hiperactiva… ¿O era interactiva? o no se qué de aliarse con las redes sociales esas.

Mi historia es sencilla aunque muy triste. Mi marido me pone los cuernos, pero no con otra mujer como mandan los cánones de la buena cornuda, si no con un móvil. ¡Qué vergüenza!

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